La economía política del club de cuates
¿Alguna vez has sentido que haces todo el trabajo, y alguien más se lleva el crédito?
Una cosa que es "algo que no se dice" abiertamente, pero que se entiende con el paso del tiempo en sociedades como la nuestra, es la distinción entre las chambas que generan valor (en el sentido de generar valor agregado y transformar la materia en cosas útiles), y las chambas "rentistas" cuya misión en la gran escala social es "organizar el trabajo", pero realmente no producen nada.
En ese sentido, todas las chambas burocráticas, organizacionales, académicas y de cierto glamour social por la pertenencia a cierto grupo, como son el periodismo, el arte, o la investigación científica, son rentistas, y en la medida de ello, la dinámica preponderante para quienes ocupan los cargos titulares en ellas, es la de clubs de cuates.
En tales lugares, el trabajo real de los miembros titulares es:
Mantener el club andando, y
Encontrar maneras de extraer trabajo de otras personas, vaya.
Irónicamente, la noción intuitiva que uno tiene y le es inculcado en la educación básica y avanzada, de que uno es empleado en un trabajo por la medida de las capacidades que se tengan, es una noción correspondiente a la clase trabajadora, cuyas chambas, por lo general, sí generan valor.
Lo que sucede en la práctica es que las personas se acercan a los clubs de cuates esperando trabajar, y acaban vendiendo su trabajo al club, pero no forman parte de él. Los miembros del club no van a esos lugares a "trabajar" de a deveras, van a ingeniar maneras en que el club pueda extraer trabajo de manera más eficiente a quienes sí trabajan.
Cabe destacar que la perpetua aparición y reproducción de estas aristocracias del trabajo no es accidental, ni producto de incompetencia - ocurren por diseño por cómo funcionan las relaciones laborales en el capitalismo. Pero eso ya se lo dejo a algún sociólogo o filósofo, de esos que le gusta ahondar en la teoría.
No por nada es una verdad casi evidente que quienes más trabajan, menos ganan, quienes menos trabajan, se apropian del trabajo de los demás. Es por eso que en estos tiempos, es mucho más importante "poder pertenecer" que "poder hacer". Esta dinámica es también interna a los distintos gremios: PM vs programador, MD vs analistas, socio del despacho vs abogado/contador de a pie, postdoc vs investigador de plaza, etc.
Otra característica clave de las chambas improductivas es que el "showmanship" o "espectáculo que atrae" es mucho más importante que la sustancia que supuestamente producen, ¡precisamente porque son chambas sin sustancia alguna!
Por eso los powerpoints, las presentaciones de clientes, las juntas con subordinados, ¡todo es espectáculo! No importa que el producto esté pobremente armado "under the hood" (esa parte la resuelven los pobres diablos que sí son trabajadores productivos), lo importante es vender y además es venderse a sí mismo.
Al abrazar la lógica de esta pantomima, la persona se convierte en una especie de mago y bufón ocasional, encargado de entretener a clientes y stakeholders. Después de todo, es el "show" el que atrae el dinero.
Y en efecto, es una trampa muy poderosa, cuya fuerza es más obvia en los periodos de exuberancia económica, cuando se generaliza la disposición a desperdiciar el dinero a gran escala.
He ahí la conclusión de este misterio, que ahora está resuelto. Yo pienso que es ingenuo tratar de abstraerse en lo personal de estas dinámicas, puesto que por el hecho de existir en sociedad participamos necesariamente de ellas de uno u otro modo.
Este tipo de fenómenos deben de entenderse en lo personal como como las “reglas ocultas” del juego, que ciertos jugadores ya aprovechan para su favor sin decirle a los demás. Además, este tipo de dinámicas son intrínsecas a nuestra economía política y no veo razones para que cambien en el corto plazo.